From St. John of the Cross to Us: The Story of a 400 Year Long Misunderstanding by James Arraj Complete Book Online
To John of the Cross and all his
friends,
The Western Christian mystical tradition, so beautifully renewed by Teresa of Avila and John of the Cross 400 years ago, soon fell into crisis and a long, dark night from which it is still trying to recover. This is the story of that crisis which centered on a misunderstanding of the writings of John of the Cross, which has persisted until today and how it has shaped our understanding of Christian mysticism. Meet the men and women, some famous, but most forgotten, who
have shaped Christian mysticism as we know it today: Tomás de Jesús, a Carmelite prodigy
of the early 17th century who almost single-handedly altered the course of
Western mysticism, Antonio de Alvarado, Francisco Quiroga, Juan Breton, Miguel de Molinos,
reviled as the chief of the Quietists, Augustín-François Poulain, Juan Arintero and many
others, down to Thomas Merton, Ruth Burrows and Thomas Keating. Table of ContentsPART I: ST. JOHN OF THE CROSS ON CONTEMPLATION CHAPTER 1: CHRISTIAN CONTEMPLATION TODAY The Current Situation CHAPTER 2: JOHN OF THE CROSS TEACHING OF CONTEMPLATION New Beginnings PART II: A LOST WORLD OF CHRISTIAN MYSTICISM, Section 1 CHAPTER 3: TOMÁS DE JESÚS AND THE TRATADO BREVE CHAPTER 4: EL CAMINO ESPIRITUAL CHAPTER 5: TEXT RIDDLES PART II: A LOST WORLD OF CHRISTIAN MYSTICISM, Section 2 CHAPTER 6: THE EARLY CARMELITES AND ACQUIRED CONTEMPLATION
CHAPTER 7: THE PUBLICATION OF THE FIRST EDITION CHAPTER 8: ANTONIO ROJAS AND JUAN FALCONI PART II: A LOST WORLD OF CHRISTIAN MYSTICISM, Section 3 CHAPTER 9: A WORLD SOON TO VANISH CHAPTER 10: 1675 CHAPTER 11: THE DARK NIGHT OF THE MYSTICS PART III: THE MYSTICAL REVIVALS OF THE 20th CENTURY CHAPTER 12: THE FIRST REVIVAL CHAPTER 13: THE SECOND REVIVAL PART IV: TOWARDS A THEOLOGY OF MYSTICISM CHAPTER 14: JACQUES AND RAISSA MARITAIN, THEOLOGIANS OF
MYSTICISM CHAPTER 15: CONTEMPLATION AND THE SPIRITUAL UNCONSCIOUS A RESEARCH BALANCE SHEET INDEX Reviews Pocas veces uno tiene la oportunidad de presentar a un autor como James Arraj, que escribe un libro sobre san Juan de la Cruz con el nobilísima empeño de incitar a los lectores no a que lo lean y estudien su doctrina y experiencia contemplativa y mística, sino a que la practiquen. Con ello está dicho que no se trata sólo de un intelectual que especula sobre la doctrina del santo de Fontiveros, sino que practica y difunde con todos los medios a su alcance la actividad contemplativa del hombre y del cristiano aprovechando las experiencias de los místicos de cualquier religión, el apoyo del psicoanálisis, especialmente de la escuela de Jung, y de la metafísica, siendo un representante eximio el filósofo Maritain. En principio, será un ser extraño para la inmensa mayoría de los que vivimos en la sociedad de consumo del primer mundo. El autor vive separado físicamente del mundanal ruido, en plena naturaleza, rodeado de su mujer e hijos y dedicado a difundir mediante escritos y videos ese modus vivendi fundado en la filosofía natural y en la metafísica adherente a toda mística. Este es el personaje, autor del libro que presentamos. La obra, en general, pretende convencer al lector de que san Juan de la Cruz enseña en sus obras una contemplación mística, infusa, gratuita en cuanto don divino, y que a ella estamos llamados todos los cristianos y todos los creyentes en un Dios personal. Ésa es la más pura tradición de la mística cristiana y la que quiere difundir entre lectores de san Juan de la Cruz y los practicantes de la contemplación en nuestro tiempo. Para cumplir con esa noble tarea, rehace un capítulo de la historia de la espiritualidad desde el siglo XVII en adelante, muy tratado por los autores carmelitas y no carmelitas: las enseñanzas de san Juan de la Cruz sobre la contemplación mística. Al comienzo del siglo XX, se inició una controversia entre teólogos espirituales, intérpretes de santa Teresa y san Juan de la Cruz, sobre la necesidad o no de la mística para la santidad; es decir, si existe una sola vía (la mística) o dos (ascética y mística) para conseguirla. Las discusiones duraron decenios, llegando a los años en torno al Concilio Vaticano n (1962-1965). Me refiero al debate sobre el «problema místico», elemento parcial de un «movimiento místico», que llenó páginas de revistas, generó una literatura abundante, agrió mucho los espíritus, y que ha sido rehecho en monografías más modernas con más afán cultural que polémico. Aquel debate, que parecía olvidado como inductor de una praxis espiritual, es el que reabre ahora el autor con fines propagandísticos de una contemplación cristiana auténtica, la enseñada por san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, entre otros. San Juan de la Cruz -según una interpretación, que sigue el autor de esta obra-- conduce al lector a la contemplación infusa o mística, mientras que los intérpretes carmelitas descalzos, especialmente el P. Tomás de Jesús, un eminente carmelita teresiano del siglo XVII, traicionó la exigencia originaria e introdujo otra forma de contemplación, que después tuvo mucho éxito, conocida como contemplación activa o adquirida. Y con él una generación de discípulos y seguidores tergiversaron la auténtica doctrina de la primitiva escuela carmelitana, iniciándose lo que el autor llama la falsificación o la interpretación errónea (Misunderstanding) de san Juan de la Cruz. Así de claro y así de simple es la tesis, como digo no nueva, pero expuesta con calor y pasión de un descubridor y converso a una teoría y una praxis. Para probar esta vieja tesis, el autor repasa las obras fundamentales de la tradición libresca para concluir, en el capítulo n en «La noche oscura de los místicos» (pp. 178-183); y en la parte nI, con «El renacimiento de la mística en el siglo XX»,acudiendo para probarlo también a los protagonistas del debate al que aludíamos más arriba: Poulain, Saudreau, Arintero, Garrigou-Lagrange y algunos más que cita y otros que no cita por no abundar en el tema o por desconocimiento. No podía faltar en esta apasionada historia, el recuerdo de Thomas Merton y otros, además de las referencias necesarias a la psicología del profundo y las formas de contemplación mística de Oriente. Concluye en la parte IV con una reflexión sobre la «Teología del misticismo», tomando como maestros singulares a Jacques y Raisa Maritain; y un capítulo, el postrero, sobre «la contemplación y el inconsciente espiritual». Completa la obra una abundante y suficiente bibliografía usada, posiblemente, por el autor (pp. 245-258J. Y un breve «índice» de nombres (pp. 259-263). Éste es el autor y ésta es su obra. Nadie puede negarle la buena intención, la dedicación a un ejercicio tan serio y comprometido como es el ejercicio de la contemplación en plena soledad y silencio. Desde el punto de vista más académica y científico, también es admirable el enorme esfuerzo para leer o condensar las obras citadas, el haber resucitado el tema, que no es pura teoría, sino llamada a una praxis, como es la contemplación mística en el sentido más puro de la palabra. Ahí queda su obra como un intento más de clarificar unas tesis que han sido estudiadas y revisadas con frecuencia en la tradición carmelitana y en la historia de la espiritualidad. Daniel de Pablo Maroto in Salmanticensis Vol.48, 2001
La vejada y espinosa cuestión de la posibilidad de la contemplación adquirida -en contraposición a la infusa - , así como la no menos vejada cuestión de la llamada universal a la mística, son los principales temas de este detallado estudio histórico. El autor mantiene que ya los primeros comentadores de JUAN DE LA CRUZ no entendieron bien sus avisos acerca del paso de la meditación ordinaria a la contemplación, cosa que desembocó en un descrédito de la auténtica mística y en el recelo ante las diversas formas de iluminismo y de quietismo. Para el autor, JUAN DE LA CRUZ pensaba que la contemplación es un don infuso, que puede llegar después de la purificación adecuada y ante el que lo más importante es no poner impedimentos y renunciar a todo esfuerzo del propio sujeto. El autor quiere confirmar su tesis siguiendo paso a paso las desviaciones que se dan ya en las interpretaciones de los primeros editores y comentadores desde TOMÁS DE JESÚS, pasando por los dos JUAN DE JESÚS MARÍA (Aravalles y Calgurritano), JOSÉ DE JESÚS MARÍA QUIROGA, NICOLÁS DE JESÚS MARÍA Y muchos otros, hasta los más modernos A.F. POULAIN, A. SAUDREAU, J. ARINTERO, R. GARRIGOu-LAGRANGE, etc. Sigue minuciosamente los textos, los compara, nota cómo se influencian unos a otros y cómo en realidad parecen apartarse de la doctrina del gran reformador del Carmelo. Es un trabajo que puede llegar a ser apasionante para el que se interese por los finos vericuetos de la historia de la espiritualidad. Sin embargo, uno tiene la impresión que en casi todos los numerosos autores analizados y comentados por J. ARRAJ hay como una cierta falta de precisión y definición de conceptos y términos, lo que hace bastante problemático el análisis comparativo que se pretende. Los términos básicos como meditación, contemplación, adquirido, infuso, místico... pueden usarse con significados diversos. Parece darse demasiado por supuesto que todos los que han escrito de estos temas parten de los mismos puntos de vista y usan un lenguaje equivalente y coherente, cuando en realidad sus puntos de vista pueden ser bastante distintos y sus maneras de hablar muy poco coincidentes. Hay que agradecer al autor de este ensayo que haya exhumado tantos textos de autores antiguos y que haya investigado la compleja trama de relaciones que se da entre ellos. Pero seguramente habría que pasar a aquilatar más la perspectiva particular de cada uno y el sentido exacto de sus términos y expresiones en un campo, como el de la mística, sumamente elusivo. J. Vives, in Theología Espiritual
Jim Arraj's book is a mine of information on the history of Christian contemplation since the time of Teresa of Avila and John of the Cross. What he finds is a recurring misunderstanding regarding the nature and conditions for what John calls "infused contemplation." "The heart of the drama of the history of Christian mysticism in the 17th century lies precisely here. Did John of the Cross know and teach an active, or acquired, contemplation we can do ourselves in addition to his infused contemplation?" (34). Jim Arraj believes that Tomas de Jesus, an early commentator on the works of John of the Cross, eager to become a contemplative himself, confused the more advanced stages of meditation with contemplative prayer. Given the three signs indicating that one might be on the verge of attaining the true contemplative state (Unable to pray in the usual way, no misconduct to account for spiritual dryness in prayer, a sense of peace and loving devotion that wells up from the depths of the spirit and is not due to the activity of the senses, imagination, intellect, or will), it is easy to confuse the prayer of quiet or simple recollection with infused contemplation. "It is important to see where Tomas' mistake lay. The problem with acquired contemplation is not a problem about the existence of simplified states of prayer that often follow more organized forms of meditation. They exist and are useful The real problem with acquired contemplation is that it misunderstands John's solution to the dark night of sense in the widest sense of the term. His solution is infused contemplation. That is how he went, himself, and that's what he was interested in and wrote about even though he realized that while many people enter this dark night, only some of them go on to infused contemplation" (79). In Schola, June, 2000.
L'A., théologien laïc, écologiste sylvicole en Oregon, étudie les principaux textes où Jean de la Croix traite de la transition entre méditation (prière ordinaire) et contemplation passive ou infuse (Montée 2, 12-15; Nuit 1, 8-10; Flamme 3, 26-58) et des trois signes qui nous aident à découvrir si nous sommes appelés à pareille expérience mystérieuse de l'union à Dieu. Réfutant l'attribution au saint du Tratado Breve inséré dans le Arte de bien vivir (1608) d'Antonio Alvarado, le premier texte imprimé où mention est faite (en termes d'apparence juanine) d'une contemplation active ou acquise (dont le héraut est Tomas de Jesus), l'A. constate que, dès avant la publication des uvres du saint (1619), on lui en avait imputé la paternité. L'A. suit alors l'histoire du développement de cette contemplation (qu'il affirme non-juaniste) à travers les nombreux auteurs (carmélitains et autres) qui l'ont propagée: Antonio Rojas, Augustine Baker, Juan Falconi... Les conséquences, affirme-t-il, furent désastreuses. Après la condamnation de Molinos en 1685, la controverse quiétiste a été suivie d'un désintérêt pratique pour la mystique... jusqu'à la reprise du débat au début du xxe siècle: Gabriel de Sainte-Marie-Madeleine affirme l'existence d'une contemplation acquise chez Jean de la Croix, Saudreau la nie. L'A. termine en rapprochant sa propre position de celle de Maritain concernant l'inconscient spirituel. Quelques auteurs modernes sont étudiés (Thomas Merton, Thomas Keating...), mais deux sujets d'actualité restent dans l'ombre: l'expérience charismatique et la mystique non-chrétienne. - P. Detienne, S.J. in Nouvelle Revue Théologique, Jan-March, 2001 James Arraj and his wife Tyra are the directors of www.innerexplorations.com, an extensive website where Christian metaphysics and mysticism meet Eastern religions, Jungian psychology, and a new sense of the earth. James has a doctorate in theology specializing in Christian spirituality from the Gregorian University in Rome.They live deep in a forest far from paved roads and power lines near Crater Lake, Oregon. There they raised their children, built their own house, grow salads in a solar greenhouse, and create books and videos with the electricity from their solar panels. |
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